Primero que nada, muchas gracias por escuchar este comentario. Les cuento que cada semana vamos a hablar de datos, aquellas cifras que a veces no podemos dimensionar en una nota o texto, pero que son indispensables para entender nuestro entorno.
Cada lunes, aquí en Start, checaremos el dato de muchas cosas que podrían sorprendernos y otras que nos ayuden a explicar un fenómeno. Este mismo comentario se publicará en un blog llamado chequemoseldato.blogspot.com donde podrán ver las fuentes primarias de la información que aquí se dé a conocer.
En esa página van a poder encontrar los documentos donde ustedes podrán jugar, verificar, cuestionar y hacer con los datos lo que mejor les convenga. Y claro, toda esta información es conseguida gracias a nuestro derecho a la información, a la transparencia y la rendición de cuentas que debemos hacer cumplir a los gobernantes.
Foto: La Afición |
En un par de eventos casi idénticos, pero con un año de diferencia, el Ayuntamiento de Guadalajara decidió multar al Club Atlas, primero con dos millones 284 mil pesos porque unos barristas de Chivas golpearon a policías en la parte alta del inmueble de la Calzada Independencia.
Un año después, en un juego de liguilla de apenas hace un mes, la multa fue 10 veces menor: 268 mil pesos, porque unos chavos frustrados por la goliza que recibía su equipo, se brincaron de las gradas a la cancha para agredir a los jugadores de su propio equipo.
La gente se preguntara por qué la diferencia es tanta. Y la posible respuesta se advierte en el concepto de la multa. Mientras que 2014 se acusa de faltas de medidas de seguridad, en 2015 no hubo violencia, sólo obstrucción de pasillos.
Así de ridículo.
Cabe preguntarnos por qué una autoridad mide con varas distintas a hechos que son parecidos y que de fondo tiene que ver con que los equipos mantienen y subsidian a estos grupos de aficionados. ¿A qué grado es responsable el Ayuntamiento de permitir esto? ¿Por qué un evento deportivo, que es más espectáculo que competencia deportiva, debería de preocuparnos a todos?
El problema es más grave aún si empezamos a oler la posible corrupción. Ahí va otro dato. En la administración Alfonso Petersen Farah se detuvieron a 240 personas por reventa de boletos. Tres años después, con Aristóteles como alcalde, la cifra bajó a 130. En la administración de Ramiro Hernández no llegamos ni a los 60 revendedores llevados a los separos de la justicia municipal.
En seis años somos cuatro veces más impunes para castigar este delito. ¿Les cae que se acabó la reventa en el Estadio Jalisco? No lo creo. Porque hay que recordar que en el último año hubo el doble de juegos de primera división en el Coloso de la Calzada Independencia, con la llegada de los Leones Negros de la UdeG.
Y empiezan las preguntas ¿La autoridad sólo se pone las pilas
cuando las televisoras sacan imágenes de ensangrentados rodando por las tribunas del Estadio? ¿Están preocupados por prevenir delitos o por manejar los daños sólo cuando el problema ya lo tienen en las narices? ¿Cuántos recursos humanos y económicos son distraídos para contener a grupos de afición de los cuales, los dueños de los clubes deportivos, no se quieren deshacer?
En el blog chequemoseldato.blogspot.com van a encontrar ocho páginas de todos los detenidos por los distintos delitos que se configuraron desde 2007 a la fecha. La violencia en los estadios no sólo cuesta sangre y chipotes, también deja una derrama económica millonaria a un Ayuntamiento que vive en quiebra técnica cuando sólo tiene dos de cada 10 pesos para operar, y los otros ocho los tiene comprometidos en pago de deuda y en nómina.
¿A qué le apuesta el Ayuntamiento? ¿Cuánto dinero se mueve por permitir violencia y reventa en el Estadio Jalisco?
Hasta aquí mi primer comentario, nos escuchamos la siguiente semana. Ah, por cierto, dentro de las multas que se han puesto en el Estadio Jalisco, hay una empresa cervecera que debe dos 500 de multa desde 2011. Ojalá que pague pronto, antes de que se meta el Sol.
Aquí tienes los datos. Da Click
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